El Brexit debe ser una señal de alarma sobre hacia dónde camina Europa
Este miércoles, los eurodiputados Marina Albiol (IU), Ernest Urtasun (ICV), Miguel Urbán (Podemos) y Florent Marcellesi (Equo) han presentado en Estrasburgo un documento conjunto sobre el Brexit en el que se analizan las causas y consecuencias de la salida de Reino Unido de la UE y se destaca la necesidad de buscar un enfoque alternativo al que se está planteando desde las instituciones comunitarias.
El pasado 29 de marzo Theresa May activó finalmente el inicio de la salida del Reino Unido de la Unión Europea. El Brexit es consecuencia de la emergencia de fuerzas reaccionarias en el Reino Unido y de una crisis profunda del proyecto europeo que necesita repensarse desde la raíz.
No podemos olvidar que fue el Gobierno de David Cameron quien decidió responder a una crisis provocada por el sector financiero con los mayores recortes sociales que se recuerdan en décadas: instauración de los contratos de cero horas, subida exponencial de las tasas universitarias, privatización de la sanidad y otros servicios públicos, reformas laborales draconianas y otra medidas que cargaron las consecuencias de la crisis sobre las espaldas de las mayorías sociales que no la habían provocado aumentando el malestar y la desilusión social, especialmente entre la población de las regiones más deprimidas social y económicamente.
Fue también Cameron, y especialmente su entonces ministra del Interior y ahora primera ministra británica, Theresa May, quienes durante todos estos años apostaron por una política de racismo institucional: impedimentos a la libre circulación de personas con nacionalidad comunitaria, recortes en el derecho al asilo, dificultades para el reagrupamiento familiar para cónyuges extranjeros de personas británicas con pocos recursos, estigmatización de las personas migrantes, a quienes se culpa de los males de la crisis financiera, en un claro ejemplo de populismo xenófobo y punitivo que exime de paso de toda responsabilidad a las élites financieras y bancarias de la City.
Esa agenda nutre hoy proyectos reaccionarios como el Brexit -que pretende ahora convertir al Reino Unido en un paraíso fiscal a las puertas de Europa continental- o a los partidos xenófobos que señalan de forma interesada a quienes no son culpables de esta crisis.
Desde nuestros grupos políticos seguiremos trabajando para defender las libertades y los derechos sociales y laborales de las y los residentes comunitarios en el Reino Unido, y en concreto de las y los ciudadanos del Estado español, pero también de las y los británicos residentes en nuestro país.
Pero resulta importante recordar que, aunque en teoría el Brexit sólo afecta a las y los residentes comunitarios, el recrudecimiento del odio y la xenofobia en el que se ha envuelto el proceso desde la propia campaña, y que sigue creciendo por momentos está ya está teniendo un impacto profundo también en las y los no comunitarios, especialmente en aquellas personas migrantes con menos recursos.
Sobre Gibraltar, nuestra posición siempre será la de la defensa de los derechos de las y los trabajadores transfronterizos y el futuro de toda la población del Campo de Gibraltar así como la lucha contra el insoportable estatus de paraíso fiscal del Peñón. En esas batallas Unidos Podemos seguirá estando en primera fila.
Pero junto a todo esto consideramos que el Brexit debe ser también una señal de alarma de hacia dónde
camina el actual proyecto europeo, una crisis profunda de las que son corresponsables directos la gran coalición y el “consenso económico de Bruselas”.
La inestabilidad financiera, el aumento de las desigualdades, unas políticas migratorias criminales, la crisis ambiental global, el auge de la xenofobia, el cambio climático o el agotamiento de los recursos naturales y energéticos fósiles tendrán mayores impactos sobre Europa y sus gentes que el Brexit. Por eso reiteramos nuestro compromiso en la defensa de una Europa basada en la justicia social y ambiental.
Las políticas de la UE y los Estados Miembros en los últimos años han estado al servicio de intereses financieros, fomentando el abandono de la industria y la agricultura, así como una política comercial nociva para los derechos de los trabajadores y trabajadoras y el cambio climático.
Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE y la Comisión Europea son corresponsables de la actual situación y por ello deben hacer un profundo ejercicio de autocrítica sobre las razones que llevaron a millones de británicos a votar a favor del Brexit.
Desde este punto de vista el Libro Blanco presentado por la Comisión no aporta la necesaria reflexión crítica de las políticas neoliberales y austeritarias que a día de hoy suponen el principal sabotaje del actual proyecto europeo.
En Unidos Podemos criticamos particularmente la complicidad de los diferentes gobiernos del estado español con las políticas de austeridad y el papel gregario jugado por Mariano Rajoy en Europa, quien ha mostrado su voluntad de reforzar un modelo de integración europeo que está fracasando.
Por ello, es fundamental que abramos un debate en profundidad sobre hacia dónde camina la actual UE y cómo potenciar una integración regional desde la solidaridad y con capacidad de dar respuesta a las necesidades de la mayoría.
A escala estatal y europea, seguiremos trabajando para que, con un futuro gobierno de Unidos Podemos, el Estado español pase de ser cómplice de la Troika en materia de recortes sociales a convertirse en un actor protagonista para un cambio en Europa. Una Europa que defienda los derechos de todas las personas que viven y trabajan en su territorio.
El pasado 29 de marzo Theresa May activó finalmente el inicio de la salida del Reino Unido de la Unión Europea. El Brexit es consecuencia de la emergencia de fuerzas reaccionarias en el Reino Unido y de una crisis profunda del proyecto europeo que necesita repensarse desde la raíz.
No podemos olvidar que fue el Gobierno de David Cameron quien decidió responder a una crisis provocada por el sector financiero con los mayores recortes sociales que se recuerdan en décadas: instauración de los contratos de cero horas, subida exponencial de las tasas universitarias, privatización de la sanidad y otros servicios públicos, reformas laborales draconianas y otra medidas que cargaron las consecuencias de la crisis sobre las espaldas de las mayorías sociales que no la habían provocado aumentando el malestar y la desilusión social, especialmente entre la población de las regiones más deprimidas social y económicamente.
Fue también Cameron, y especialmente su entonces ministra del Interior y ahora primera ministra británica, Theresa May, quienes durante todos estos años apostaron por una política de racismo institucional: impedimentos a la libre circulación de personas con nacionalidad comunitaria, recortes en el derecho al asilo, dificultades para el reagrupamiento familiar para cónyuges extranjeros de personas británicas con pocos recursos, estigmatización de las personas migrantes, a quienes se culpa de los males de la crisis financiera, en un claro ejemplo de populismo xenófobo y punitivo que exime de paso de toda responsabilidad a las élites financieras y bancarias de la City.
Esa agenda nutre hoy proyectos reaccionarios como el Brexit -que pretende ahora convertir al Reino Unido en un paraíso fiscal a las puertas de Europa continental- o a los partidos xenófobos que señalan de forma interesada a quienes no son culpables de esta crisis.
Desde nuestros grupos políticos seguiremos trabajando para defender las libertades y los derechos sociales y laborales de las y los residentes comunitarios en el Reino Unido, y en concreto de las y los ciudadanos del Estado español, pero también de las y los británicos residentes en nuestro país.
Pero resulta importante recordar que, aunque en teoría el Brexit sólo afecta a las y los residentes comunitarios, el recrudecimiento del odio y la xenofobia en el que se ha envuelto el proceso desde la propia campaña, y que sigue creciendo por momentos está ya está teniendo un impacto profundo también en las y los no comunitarios, especialmente en aquellas personas migrantes con menos recursos.
Sobre Gibraltar, nuestra posición siempre será la de la defensa de los derechos de las y los trabajadores transfronterizos y el futuro de toda la población del Campo de Gibraltar así como la lucha contra el insoportable estatus de paraíso fiscal del Peñón. En esas batallas Unidos Podemos seguirá estando en primera fila.
Pero junto a todo esto consideramos que el Brexit debe ser también una señal de alarma de hacia dónde
camina el actual proyecto europeo, una crisis profunda de las que son corresponsables directos la gran coalición y el “consenso económico de Bruselas”.
La inestabilidad financiera, el aumento de las desigualdades, unas políticas migratorias criminales, la crisis ambiental global, el auge de la xenofobia, el cambio climático o el agotamiento de los recursos naturales y energéticos fósiles tendrán mayores impactos sobre Europa y sus gentes que el Brexit. Por eso reiteramos nuestro compromiso en la defensa de una Europa basada en la justicia social y ambiental.
Las políticas de la UE y los Estados Miembros en los últimos años han estado al servicio de intereses financieros, fomentando el abandono de la industria y la agricultura, así como una política comercial nociva para los derechos de los trabajadores y trabajadoras y el cambio climático.
Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE y la Comisión Europea son corresponsables de la actual situación y por ello deben hacer un profundo ejercicio de autocrítica sobre las razones que llevaron a millones de británicos a votar a favor del Brexit.
Desde este punto de vista el Libro Blanco presentado por la Comisión no aporta la necesaria reflexión crítica de las políticas neoliberales y austeritarias que a día de hoy suponen el principal sabotaje del actual proyecto europeo.
En Unidos Podemos criticamos particularmente la complicidad de los diferentes gobiernos del estado español con las políticas de austeridad y el papel gregario jugado por Mariano Rajoy en Europa, quien ha mostrado su voluntad de reforzar un modelo de integración europeo que está fracasando.
Por ello, es fundamental que abramos un debate en profundidad sobre hacia dónde camina la actual UE y cómo potenciar una integración regional desde la solidaridad y con capacidad de dar respuesta a las necesidades de la mayoría.
A escala estatal y europea, seguiremos trabajando para que, con un futuro gobierno de Unidos Podemos, el Estado español pase de ser cómplice de la Troika en materia de recortes sociales a convertirse en un actor protagonista para un cambio en Europa. Una Europa que defienda los derechos de todas las personas que viven y trabajan en su territorio.
Comentarios
Publicar un comentario